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Entrevista: Todo lo que hay que saber sobre el gusano barrenador del ganado

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Dr. Carlos Moreno, Director General de la Comisión Panamá – Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador del Ganado (COPEG).

La reciente reaparición de casos de esta enfermedad en América Central mantiene en alerta a la región. En esta entrevista conversamos con el Dr. Carlos Moreno, Director General del Centro Colaborador de la OMSA, quien nos comparte su opinión sobre los desafíos y riesgos que plantea esta enfermedad.

¿Podría explicar brevemente qué es la enfermedad del gusano barrenador del ganado y cuál es el impacto de esta enfermedad?

El gusano barrenador es una enfermedad transfronteriza causada por la infestación del estadio larval de la mosca Cochliomyia hominivorax. Este insecto, al alcanzar su madurez sexual, busca animales de sangre caliente con heridas expuestas para depositar sus huevos. Cuando estos huevos eclosionan, las larvas se alimentan de las secreciones del tejido vivo, destruyéndolo a medida que crecen. A este daño, generado durante la fase larval, lo conocemos como «gusanera» o «bichera», y es la manifestación típica de la infestación por el gusano barrenador.

A nivel de producción, las infestaciones en animales destinados a la producción de leche o carne provocan incomodidad, inquietud e inapetencia. Esto afecta la capacidad de los animales para alimentarse correctamente, lo que puede derivar en pérdidas de peso y una disminución de los rendimientos productivos. En el caso de los animales de compañía también hay consecuencias pues la enfermedad no discrimina si son mascotas o animales de producción y puede generar costos adicionales en tratamientos, uso de larvicidas y atención veterinaria.

Por otro lado, aunque en menor medida, la enfermedad puede afectar a las personas, y ya se han registrado algunos casos en la región. Esto posiciona la enfermedad dentro del enfoque de «Una sola salud», ya que involucra factores ambientales, y de salud humana y sanidad animal.

¿Cuál es la situación del gusano barrenador del ganado en las Américas? 

La distribución de la enfermedad varía a lo largo del continente americano. América del Sur ha sido históricamente endémica, a diferencia de América Central, que logró mantenerse libre desde 2001 tras una campaña de erradicación masiva llevada a cabo desde el norte del continente hasta la frontera entre Panamá y Colombia. En Panamá, específicamente en la provincia de Darién, se estableció una barrera biológica mediante la producción del insecto estéril en la planta de COPEG, un centro de referencia mundial para esta enfermedad avalado por la OMSA.

Sin embargo, en 2022 empezaron a aparecer casos de forma abrupta alrededor de la provincia de Darién. Posteriormente, en julio de 2023, se declaró la emergencia. En octubre del mismo año se reportaron casos en Costa Rica, en marzo de 2024 en Nicaragua y en septiembre de este año en Honduras. Los principales animales afectados son los bovinos, seguidos por los caninos, cerdos y equinos. Además, se han registrado casos en humanos en diferentes países si bien la probabilidad es baja.

¿Qué factores llevaron a la reaparición de la enfermedad en América Central?

Actualmente enfrentamos diferentes desafíos que podrían haber influido en la reaparición de la enfermedad como el cambio climático. Este aspecto destaca la importancia del componente ambiental dentro del enfoque «Una sola salud» dado que los cambios en las temperaturas crean las condiciones propicias no solo para el gusano barrenador, sino también para otras enfermedades como la rabia, que se encuentran normalmente en la vida silvestre. Estos cambios y otros permiten que las enfermedades se acerquen hacia áreas de producción pecuaria y a las personas.

Además, factores regionales como el aumento en la densidad de la ganadería, las rutas comerciales, y la crisis migratoria pueden considerarse factores de riesgo. La evolución natural de los insectos, que mutan y se adaptan con el tiempo, es otro factor que podría estar contribuyendo a la expansión de la enfermedad.

Por otro lado, seguimos enfrentando las consecuencias de la pandemia de COVID-19. Los años de confinamiento afectaron, de una forma u otra, toda la cadena logística de suministro de materias primas utilizadas en las plantas para producir el insecto estéril, así como su distribución. La pandemia también tuvo un impacto en los sistemas de sanidad animal de la región, reduciendo la operatividad en los puestos de control y las inspecciones necesarias.

¿Qué medidas se deberían tomar para prevenir y controlar la enfermedad? 

Los sistemas de sanidad animal no solo en el continente americano, sino a nivel global, tienen la necesidad, el deber, y la responsabilidad de mejorar ante los cambios que estamos viviendo a nivel mundial. Las herramientas tecnológicas que tenemos disponibles hoy en día, como la inteligencia artificial y el acceso digital a la información deben aprovecharse mejor para realizar análisis precisos sobre el comportamiento de las enfermedades y ofrecer respuestas rápidas antes los cambios inesperados. Estamos ante una ventana de oportunidad única para que los sistemas de sanidad animal den ese salto cualitativo y establezcan mejores controles en el movimiento de animales.

También es importante capacitar nuevamente a los veterinarios, técnicos y auxiliares del sector agropecuario, quienes por muchos años dejaron de enfrentarse a casos del gusano barrenador en el centro del continente. Esta falta de experiencia fue uno de los factores determinantes para la rápida diseminación de la enfermedad cuando reapareció, ya que la falta de conocimiento dificultó la implementación de medidas de contención rápidas.

Y además es fundamental promover la medicina preventiva y las buenas prácticas de producción. Los técnicos deben poder asesorar y transmitir estos conocimientos tanto al productor tecnificado como a las comunidades rurales de difícil acceso, ya que esta es una enfermedad que va desplazándose indistintamente por cualquier parte del territorio buscando continuar su ciclo biológico. Centroamérica cuenta con muchas zonas vulnerables de difícil acceso lo que plantea un reto a la hora de difundir los mensajes. Una estrategia de comunicación sólida y con un lenguaje adaptado a las distintas audiencias es clave para sensibilizar sobre la situación, y garantizar la aplicación de medidas preventivas o de respuesta rápida ante los casos que se presentan.

Lo importante es interrumpir el ciclo biológico para disminuir el número de casos y, con ayuda del insecto estéril, poder trabajar hacia una nueva erradicación.

¿Qué apoyo brinda la Comisión Panamá – Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador del Ganado como centro colaborador de la OMSA a los Servicios Veterinarios de la región?

COPEG cumple un rol clave en el control de la enfermedad al ser la única planta en el mundo que produce y dispersa el insecto estéril. Esta dispersión se realiza de manera aérea y también mediante nuevas tecnologías, como cámaras terrestres, que apoyan la difusión del insecto de manera más precisa.

Además, el centro ha sido clave en fomentar el intercambio de conocimiento con los diferentes servicios de sanidad animal tanto de los países afectados como de aquellos que no lo están. Actualmente, una de las tareas principales de COPEG es refrescar y mantener programas de capacitación para incorporar técnicos con los conocimientos necesarios en los diferentes países, además de fortalecer las estrategias de manejo de la enfermedad.

De esta manera, COPEG colabora en el establecimiento de estrategias conjuntas de vigilancia epidemiológica con los Servicios Veterinarios de la región, asegurando una respuesta coordinada y efectiva ante la enfermedad.

¿Qué lecciones puede aprender el continente americano de la reciente reparación de la enfermedad?

Una de las principales lecciones aprendidas es que no debemos subestimar esta enfermedad, al igual que muchas otras. Es fundamental mantener una educación continua, medidas preventivas adecuadas y ser conscientes de que las enfermedades pueden cambiar en cualquier momento, generando emergencias y obligándonos a dar una respuesta rápida. La eficacia de esa respuesta depende principalmente de nuestra capacidad técnica, financiera y de contar con los recursos necesarios para contener la enfermedad de manera temprana y controlar su propagación.

En este momento, COPEG aspira a volver a contener, controlar y erradicar esta enfermedad en Centroamérica. Aunque es un desafío importante que tomará varios años, confiamos en que, con un enfoque coordinado, se logrará con éxito.

©COPEG

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