El nuevo informe sobre el uso de antimicrobianos (Informe del UAM) de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) —que analiza el uso de antimicrobianos en el 71 % de la biomasa animal mundial— revela una tendencia a la baja del 5 %. Esta reducción en el uso de antimicrobianos es alentadora, pero se necesita seguir trabajando, tanto en la mejora de la notificación como en el cumplimiento de las normas internacionales.
Durante las últimas décadas, los antimicrobianos se han utilizado de muchas maneras no esenciales, como para promover el crecimiento animal. La evidencia científica muestra que el uso irresponsable conduce al desarrollo y la propagación de la resistencia a los antimicrobianos (RAM), una amenaza importante para la salud de los animales y de los seres humanos, con consecuencias económicas significativas. Medir la cantidad de antimicrobianos administrados a los animales es clave para comprender los patrones y tendencias de uso, garantizar el cumplimiento de las normas internacionales sobre uso responsable y, en última instancia, evitar problemas de salud, muertes y pérdidas económicas.
Reconociendo esta necesidad, la OMSA ha publicado su noveno informe sobre los agentes antimicrobianos destinados al uso en animales (Informe del UAM). Analizando datos que cubren el 71 % de la biomasa animal, el informe revela una reducción del 5 % entre 2020 y 2022, año en que se registró el conjunto de datos más completo.
Los expertos en salud y los responsables de la toma de decisiones son plenamente conscientes de los riesgos relacionados con la RAM, y se han logrado muchos avances para disminuir su uso innecesario. En septiembre de 2024, los Estados Miembros de las Naciones Unidas firmaron la Declaración Política de la Reunión de Alto Nivel sobre la Resistencia a los Antimicrobianos. Como parte de este compromiso oficial, los países acordaron trabajar para reducir el uso mundial de antimicrobianos en la sanidad animal y la agricultura. Esto implica invertir en la prevención y el control de infecciones, y al mismo tiempo alentar a todos los países a notificar, a través de los sistemas mundiales de vigilancia existentes, datos de vigilancia de alta calidad sobre resistencia y uso de antimicrobianos.
ANIMUSE, la base de datos mundial de la OMSA sobre el uso de antimicrobianos, fue diseñada para recopilar y compartir públicamente datos mundiales y regionales sobre el uso de antimicrobianos proporcionados por las autoridades nacionales de sanidad animal.
El noveno informe del UAM, cuyas conclusiones también se presentan en la edición inaugural del El Estado de la sanidad animal en el mundo, representa un aumento del 6 % en la biomasa animal en comparación con la edición anterior, lo que supone una expansión significativa de la cobertura. La biomasa animal es un indicador reconocido internacionalmente, calculado para analizar e interpretar mejor las tendencias del uso de antimicrobianos.
Utilizada como denominador para las cantidades de antimicrobianos notificadas por los distintos países, permitió a la OMSA estimar que, entre 2020 y 2022, la cantidad de antimicrobianos destinados al uso en animales disminuyó de 102 mg a 97 mg de agentes antimicrobianos por kg de biomasa animal, lo que corresponde a la reducción del 5 % ya mencionada.
El informe demuestra la participación constante de 157 países en la encuesta anual de la OMSA, de los cuales 111 proporcionaron datos cuantitativos sobre el uso de antimicrobianos. Gracias a esta participación, el informe del UAM de este año ofrece nuevos datos interesantes. Por primera vez, fue posible elaborar un análisis separado de los datos de Oriente Medio; además, el informe presenta una comparación entre animales terrestres y acuáticos destinados a la producción de alimentos. La cobertura alcanzó el 47 % de la biomasa animal terrestre y el 64 % de la acuática, lo que mejora la granularidad del análisis y, por lo tanto, la comprensión del uso de antimicrobianos a nivel mundial.
La figura ilustra las tendencias regionales del uso de antimicrobianos en animales en las regiones de la OMSA. Todas las regiones mostraron una reducción entre 2020 y 2022, excepto Oriente Medio. Por otro lado, los gráficos circulares muestran el nivel de cobertura de datos por región durante el mismo período, lo que permite poner en perspectiva la representatividad de las tendencias.
Teniendo en cuenta los datos de 85 participantes que proporcionaron constantemente datos cuantitativos para el período 2020-2022 —lo que corresponde al 62 % de la biomasa animal mundial—, la disminución global del 5 % en el uso de antimicrobianos se refleja en la mayoría de las regiones de la OMSA. África, las Américas, Europa y Asia y el Pacífico informaron reducciones constantes: -20 %, -4 %, -23 % y -2 % respectivamente, mientras que Oriente Medio registró un aumento del 43 %. Sin embargo, los expertos de ANIMUSE señalaron que el uso de antimicrobianos en esta región es el más bajo de todos, representando solo el 0,3 % de la biomasa mundial y el 0,04 % de las cantidades globales notificadas.
Las normas, directrices y recomendaciones internacionales de la OMSA no reconocen el uso de antimicrobianos con fines de promoción del crecimiento como un uso responsable, y alientan a los países a eliminar por completo esta práctica. Aunque el informe muestra que el 71 % de los participantes en la encuesta han dejado de utilizar este método, el 22 % continúa haciéndolo. Entre los encuestados que utilizan promotores de crecimiento en animales, el 7 % informó el uso de al menos un antimicrobiano clasificado como de máxima prioridad y de importancia crítica para la salud humana, como la colistina, la enrofloxacina y la fosfomicina.
El uso de antimicrobianos para aumentar la productividad animal en lugar de tratar, controlar o prevenir infecciones es sumamente peligroso, ya que puede contribuir a la RAM. Esto ocurre cuando los microorganismos se adaptan y se vuelven resistentes al tratamiento, lo que hace que las infecciones sean más difíciles —o incluso imposibles— de curar. Como resultado, cuando los animales o los humanos realmente necesitan antimicrobianos para tratar infecciones, el tratamiento puede dejar de ser eficaz debido a esta resistencia.
En 2022, año de los datos presentados en el informe, la resistencia a los antimicrobianos fue responsable directa de 1,15 millones de muertes humanas. Las proyecciones muestran que, sin medidas, las bacterias resistentes a los medicamentos podrían causar 38,5 millones de muertes humanas entre 2025 y 2050, lo que supondría una cifra anual un 60 % más alta que la actual, con una carga para la salud humana especialmente grave entre las personas mayores y en los países de ingresos bajos y medianos.
Por todas estas razones, es fundamental actuar contra la resistencia a los antimicrobianos, empezando ahora, mediante la reducción del uso de antimicrobianos en los animales, para garantizar un mejor bienestar y salud tanto para los animales de granja como para las personas. Un esfuerzo coordinado y oportuno, desarrollado con un enfoque de “Una sola salud”, es la única manera de salvar vidas y recursos.
Existen muchas formas de evitar el uso innecesario de antimicrobianos. Una buena gestión ganadera y la bioseguridad son esenciales y nunca deben sustituirse por el uso de antimicrobianos. Los agricultores y los responsables políticos deben priorizar la prevención, especialmente mediante la inversión en vacunación, ya que esta puede ayudar a prevenir enfermedades y reducir la necesidad de tratamientos antimicrobianos.
La OMSA seguirá estando a la vanguardia de los esfuerzos para reducir la RAM, trabajando junto a sus Miembros y abogando por sistemas nacionales de vigilancia bien dotados de recursos. La recopilación, el intercambio y el análisis de datos son esenciales para reducir el uso de antimicrobianos y tomar decisiones basadas en la ciencia y en pruebas concretas para un futuro más saludable.