Mujeres y Niñas en la ciencia

En Argentina, las mujeres están al frente de la respuesta de los laboratorios veterinarios a la COVID-19

Header

La Dra. Ana María Nicola, Médica Veterinaria de formación, contribuyó de forma esencial a la labor del laboratorio veterinario argentino de SENASA en la vigilancia y detección de casos de COVID-19 durante la pandemia.

11 de febrero de 2021, Buenos Aires (Argentina) – “Cuando sea grande, quiero trabajar en un laboratorio”, dijo Ana cuando era pequeña a sus padres en San Carlos Centro, una pequeña ciudad de Argentina. Aunque ya de niña Ana se imaginaba trabajando en un laboratorio, nunca hubiera pensado que terminaría dirigiendo uno.

Ana trabajó sin descanso para alcanzar sus objetivos. Mientras cursaba sus estudios de veterinaria en la Universidad Nacional del Litoral ya ocupaba el puesto de ayudante de la cátedra de química biológica y microbiología y, al recibirse, dio el puntapié inicial de una trayectoria profesional nacional e internacional consagrada al sector de los laboratorios. Tras años de ardua labor, este camino la llevó a la cima del laboratorio veterinario de SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), en el cual se desempeñaba como directora cuando la COVID-19 irrumpió en nuestras vidas en 2020.

En medio de la incertidumbre y la desesperación vivida a inicios de la pandemia, Ana movilizó rápidamente a su equipo para sumarse al diagnóstico de la enfermedad. Su experiencia en la gestión de crisis zoosanitarias le había enseñado el valor de una respuesta temprana, uno de los pilares para el control de las enfermedades. “Como veterinarios, también somos profesionales de la salud”, destacó Ana. “Estaba convencida de que contábamos con la capacidad técnica y la infraestructura necesarias para colaborar con el sector de la salud pública”.

La implementación práctica del enfoque “Una sola salud” resultó ser beneficioso para Argentina

Gracias a la relación consolidada a lo largo de los años con el Ministerio de Salud de Argentina, el SENASA se incorporó rápidamente a la red nacional de diagnóstico de la COVID-19. A dichos efectos, el equipo técnico dirigido por Ana participó en una formación específica y el laboratorio recibió la visita de los ministros de salud de la Provincia de Buenos Aires y de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación junto con las autoridades de SENASA que aprobaron las instalaciones para el procesamiento de muestras humanas.

El SENASA apoyó la implementación del plan nacional de vigilancia, conocido como “Detectar”. Como parte de este plan, el equipo del laboratorio analizó muestras procedentes de establecimientos semi cerrados, como residencias para ancianos, con el fin de detectar precozmente casos en las poblaciones de riesgo. “La detección a tiempo de las personas infectadas facilita la pronta aplicación de medidas de protección que puedan detener la propagación del virus”, explicó Ana.

Las nuevas experiencias también vienen acompañadas de nuevos desafíos puesto que, para tener la capacidad de analizar muestras humanas por primera vez, su equipo tuvo que adoptar los protocolos necesarios y ajustar determinados aspectos logísticos. Estos últimos resultaron fundamentales para garantizar la continuidad de sus servicios veterinarios habituales. Mantener los esfuerzos de diagnóstico de las enfermedades animales resultó esencial para reducir sus potenciales graves consecuencias en la crisis socioeconómica y sanitaria.

Hoy en día, todo el equipo considera que la experiencia ha sido gratificante y reconoce su papel fundamental a la hora de sentar un precedente nacional y mundial de la aplicación del enfoque “Una sola salud”.

Invertir en laboratorios sostenibles significa respaldar las contribuciones de mujeres y niñas a la ciencia

Al igual que el SENASA en Argentina, muchos otros laboratorios veterinarios en todo el mundo han contribuido a mitigar los impactos de la pandemia. La historia de Ana, como muchas otras, destaca el papel fundamental de las mujeres que trabajan en estos laboratorios, las cuales se convirtieron en protagonistas durante las diferentes etapas de la lucha contra la COVID-19. De acuerdo con los datos recolectados por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), más de la mitad del personal que trabaja en los laboratorios veterinarios son mujeres.

Sin embargo, en algunos países, los lugares donde trabajan enfrentan grandes desafíos para cumplir con ciertos requisitos considerados fundamentales.

La OIE, con el respaldo de Global Affairs Canada, está liderando el Proyecto de Laboratorios Sostenibles, destinado a garantizar la seguridad y protección de los laboratorios. Para lograrlo, este proyecto busca también sensibilizar en materia de género y liderazgo. Ofrecer igualdad de oportunidades en el acceso a las posiciones jerárquicas puede contribuir a aumentar nuestro potencial y a enfrentar los grandes retos que plantea la falta de sostenibilidad en los laboratorios.

De este modo, la futura generación de niñas no solo podrá crecer imaginando que trabajan en un laboratorio, sino que también podrá dirigir uno.

Mayor información:
Ficha de la OIE sobre el Proyecto de Laboratorios Sostenibles

[1] En un cohorte de 14 países, 103 laboratorios con 2100 empleados reportados en la herramienta PVS de la OIE para laboratorios sostenibles (datos recolectados entre 2012 y 2019).

En la foto abajo: Mariana Herrera, Maria Isabel Mosse, Paula Bonastre, Caterina Marta, Ana Maria Alvarez, Jessica Babich, Maria Angeles Pondé, Maria Carolina Artuso, Ana Maria Nicola