El 31 de diciembre de 2019 se notificaron casos humanos de neumonía de etiología desconocida en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia china de Hubei. El 7 de enero de 2020 las autoridades chinas identificaron un CoV, denominado Nuevo Coronavirus 2019 (2019-nCoV). Se denominan coronavirus porque la partícula viral muestra una característica “corona” de proteínas espiculares alrededor de la envoltura lipídica. En humanos, los CoV pueden causar desde resfriados comunes a enfermedades más graves.
Los datos de su secuencia genética muestran que el 2019-nCoV es un pariente cercano de otro CoV que se halló en poblaciones de murciélagos Rhinolophus (murciélago de herradura). Se sospecha que el nuevo coronavirus 2019 puede ser de origen animal, pero se requieren más investigaciones para confirmarlo.
La OIE está cooperando estrechamente con su red de expertos implicados en las investigaciones en curso sobre el origen de la enfermedad. Además, gestiona diariamente los rumores e información extraoficial.
La detección del 2019-nCoV en animales reúne los criterios del Código Sanitario para los Animales Terrestres para ser considerada como una enfermedad emergente. Esto implica que debe notificarse a la OIE, mediante el Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS), toda detección del 2019-nCoV en un animal, incluyendo información sobre la especie, las pruebas de diagnóstico utilizadas y toda información epidemiológica relevante.
Es importante para las Autoridades Veterinarias mantenerse informadas y en estrecha cooperación con las autoridades de salud pública y responsables de vida silvestre con el fin de garantizar una comunicación coherente, pertinente y efectiva de la gestión de los riesgos.
En las fronteras se deberá gestionar de manera eficaz los riesgos de bioseguridad y cooperar con las autoridades de control.
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